N.N. 23 (Mañana puede ser verdad) (TV)

En un futuro lejano todo se ha deshumanizado y está prohibido pensar y leer. Solo está permitido divertirse y ver telencéfalo, un sistema de transmisión de entretenimientos directo al cerebro del usuario. Hay una amenaza extraterrestre que advierte que si en el plazo de 30 días los gobernantes mundiales no consiguen que al menos el 85% de la población sea feliz, arrasarán con todo. El último poeta que queda en la Tierra (Narciso Ibáñez Menta) es encargado por la Sociedad de las Naciones para que asuma la dirección de la Humanidad, luego que todas los gobernantes hayan dimitido sus cargos. El poeta no sabe como dirigir el destino del mundo, pero cree que la felicidad está en las pequeñas cosas, y eso es lo que recomienda al mundo. Episodio amargo y gracioso por igual, que reúne gran parte de las principales temáticas de la ciencia ficción social de la época. A pesar de que se le suele considerar erróneamente como un episodio de la serie "HISTORIAS PARA NO DORMIR", en verdad se anunció como capítulo del ciclo de ciencia-ficción, también de Narciso Ibáñez Serrador, "MAÑANA PUEDE SER VERDAD", que había tenido una temporada de irregular emisión en 1964. En el plano internacional, el episodio ganó el 2º premio -mención especial- en el Festival Internacional de Televisión de Berlín, "tanto por los altos valores espirituales que contiene como por su excelente expresión televisiva".