4:30 (2005) es una película que explora la creencia de que las 4:30 de la madrugada es el momento en que más suicidios ocurren. La madre de Xiao Wu está ausente por trabajo y el joven no tiene más familia. Para combatir su soledad, Xiao Wu se entretiene comiendo fideos instantáneos, gastando bromas a los practicantes de tai chi en el parque y molestando a sus profesores. Además, se cuela en la habitación de un nuevo inquilino de la casa, un coreano que pasa la mayor parte del día tumbado en su cama. El niño elige esa hora, cuando la noche comienza a dar paso al día, para curiosear en el cuarto y tomar pequeñas cosas. Con el tiempo, Xiao Wu adquiere un conocimiento cada vez mayor del extraño, y las soledades del chico y del hombre comienzan a acercarse.
Con solo dos protagonistas, mínimas líneas de diálogo y rodada en su mayor parte en interiores con poca luz, el cineasta singapurense Royston Tan filma una historia de soledades donde lo que importa es destilar emociones a través de los gestos, las expresiones y los pequeños detalles. Al igual que en su anterior trabajo, 15, Tan vuelve a centrarse en un mundo adolescente desencajado de la sociedad, pero esta vez de una forma mucho más íntima.