Poner a actuar pájaros

Doce años antes de comenzar la escritura del guión de “La vendedora de rosas”, Víctor Gaviria, en un hogar de niñas abandonadas, conoció a Mónica Rodríguez, una niña de 6 años muy despierta e inteligente. Ella despertó en Víctor la idea de recrear el cuento de Andersen, “La vendedora de cerillas”, en cine.Cuando se puso en la tarea de hacerlo, Mónica ya era muy grande para hacer el papel de la vendedora, pero aportó historias, personajes, situaciones, actrices y asistencia de dirección vitales para la realización de la película. Esta es su historia y la de los otros niños y jóvenes que participaron en el rodaje.