Un cuerpo estalló en mil pedazos
Hay singularidades difíciles de describir. Jorge Bonino es un hombre de teatro, de arquitectura, del paisaje, del arte. Cualquier adjetivo parece inútil ante un personaje que rebalsa todo lugar común. Un creador que se resiste a ser definido, capaz de hacerse entender con un idioma inventado o de ser ovacionado en una conferencia de sinsentidos. De sus obras, sus trabajos, sus andanzas, no hay registros, pero sí memorias. La ópera prima de Martín Sappia recoge uno a uno los rastros posibles de una vida misteriosa, las huellas dispersas de un hombre que tiene devoción por el mundo, aun cuando es ese mismo mundo el que lo expulsa hacia el dolor y el desamparo. Los ecos de Jorge Bonino resuenan en los espacios que habitó, y su presencia se vuelve imaginable a partir de los relatos que lo narran. Un cuerpo que estalló en mil pedazos esparcidos por territorios y afectos que hablan de él como alguien capaz de convertir la vida en un juego extraordinario. (extraído de mardelplatafilmfest.com)