Preludios
Sin estadísticas, sin gráficas, sin una voz explicativa diciéndonos lo que debemos reflexionar; sin conclusiones, sin permisos para filmar, sin apoyos oficiales ni privados. Independiente. Alejado de lo que es un documental convencional, con sólo imágenes que nos sumergen en otro mundo: el de los filósofos, los predicadores y los músicos indigentes; caminamos sobre 'la delgada línea entre la locura y la razón', que termina por confrontarnos, con un discurso cinematográfico arriesgado, en la frontera de los géneros, haciendo a un lado 'lo correcto', filmado con una cámara no profesional, adquirida en una tienda cualquiera -era inaceptable usar una cámara sofisticada que embelleciera románticamente esta realidad, que "cocinara" lo crudo; la imagen sucia es parte implícita del discurso, la forma como fondo-: la deconstrucción de Jacques Derrida es la estructura.