Bombas sobre Montecarlo
Eddie Constantine hace el papel de capitán de un buque perteneciente a la marina de un pequeño reino que se dirige al consulado del país en Montecarlo, quejándose de que ni él ni su tripulación han recibido su salario en meses. La Reina, que viaja de incógnito, se entera de que el capitán ha robado y vendido sus joyas para tratar de pagar los salarios. Ignorando la verdadera identidad de la Reina, el capitán la acompaña a las mesas de juego, para primero ganar una enorme suma y luego perderlo todo en una sola mano. Una vez más, sin medios para contentar a su tripulación, el capitán amenaza con hacer fuego conta el casino si no se le reembolsa su dinero. En este punto, la reina desvela su identidad y releva de su cargo al capitán, que abandona el barco seguido de cerca por la Reina, que se ha enamorado completamente de él...