Los piratas de los seres vivos

En el pasado, era suficiente a los aventureros o piratas tener una carta patente dada por su rey o soberano para apoderarse en su nombre, de los territorios llamados vírgenes que estaban vacíos para ellos de hombres blancos, alienando de este modo a las poblaciones autóctonas. Hoy en día esta práctica continúa pero de un modo moderno, ahora el objetivo ya no es ganar más tierras, sino apropiarse de los recursos naturales, de la biodiversidad endémica y de los conocimientos y prácticas tradicionales de las poblaciones, de los "países en vías de desarrollo". Hoy en día las multinacionales de los países "desarrollados" entre ellos Estados Unidos, Japon y Europa, ávidos de obtener beneficios económicos envían a los territorios de los países subdesarrollados a sus agentes, a sus biopiratas. Luego ya de retorno con el botín en sus manos, con los genes de las especies que robaron, los describen, aislan los principios activos, enuncian los protocolos de utilización y se apresuran a patentarlos. De este modo les niegan a los países de orígen su propiedad, así como sus usos y sus conocimientos milenarios. El país víctima del robo, al enterarse, cuando ya está dispuesta la patente en su contra, estará obligado a pagar regalías al poseedor de la patente si quiere continuar explotando sus propios recursos.