Montecristo (Serie de TV)

Santiago Díaz Herrera (G. Valenzuela) y Marcos Lombardo (I. Urrutia) son grandes amigos desde pequeños. Comparten su afición por el esgrima, deporte que los llevará hasta Marruecos, donde competirán en un campeonato. Al mismo tiempo, en Santiago de Chile, el padre de Marcos, el siniestro Alberto Lombardo (T. Vidiella), se entera que el padre de Santiago, el incorruptible juez Horacio Díaz Herrera (B. Bodenhöfer), ha iniciado una causa por tráfico de niños que lo involucra. Agobiado y acostumbrado al matonaje, decide eliminar al juez y a su hijo. De esto se encargará Marcos, quien dará la triste noticia: ambos fueron confundidos con ladrones, y en un enfrentamiento Santiago resultó muerto. Pero Santiago no murió, si no que quedó encarcelado. Diez años después, un motín lo libera de la prisión. Desfalleciente, logra subirse a un barco que lo deja en una playa, donde lo encontrará Victoria (A. Kuppenheim), una médica chilena radicada en España. Ella lo opera y lo cuida, comenzando a sentirse inmediatamente atraída. Junto a ella, Santiago se entera que su padre murió en 1996. En ese momento, descubre que está lleno de sed de venganza. Misma sed que lo llevará de vuelta a Chile donde, ayudado por Victoria, Rocamora (R. Muñoz) y Ramón (J. Martínez), comenzará a planificar su revancha contra los Lombardo, quienes le quitaron todo: su padre, su libertad y el amor de su vida, Laura (I. Isensee), quien creyéndolo muerto contrajo matrimonio con su "mejor amigo" Marcos.