La flor del irupé
Tres delincuentes roban un banco y asesinan a un guardia. Huyen con el botín, y buscando dónde ocultarse, encuentran una choza solitaria entre los esteros del Iberá, a orillas del río Paraná. La precaria vivienda está habitada por un anciano trampero ermitaño. Los fugitivos deciden permanecer allí ocultos por algún tiempo. Los días pasan lentamente; el tedio y la falta de mujeres, torna a los prófugos inquietos e irritables. Un atardecer, uno de ellos, Roberto (Alarcón), se topa con una bella muchacha de cabello rubio, bañándose desnuda en el río. Cuando intenta acercarse, ella se aleja y se pierde en la espesura. Confundido, al regresar relata lo sucedido. El anciano les narra entonces la trágica historia de "la flor de irupé", leyenda que anda circulando por la zona desde hace años. Se trata de un espectro femenino, una joven hermosa a la que es posible ver bañándose las noches de luna llena. Según la leyenda, la joven, única hija de una aristocrática familia del lugar, halló la muerte en las aguas al intentar escaparse de un jardinero demente que durante su luna de miel asesinó a su flamante esposo y luego la violó a ella. Algunos días después, Roberto vuelve a encontrarse con la muchacha. Se llama Marta y resulta ser de carne y hueso...