Agente toxico

Dentro de la cabaña Africana hace un calor húmedo. La cara de María se desencaja de dolor al tener otra contracción. Fuera, su marido, Patrick, espera ansioso el tan deseado nacimiento de su hijo. La vieja partera coge al niño, pero cuando ve su carita, la sonrisa se convierte en una expresión de horror. Entretanto, al otro lado del Atlántico, Steve Woodman, un oficial de la CIA que trabaja para el Departamento de Agricultura de los EEUU, está reuniendo pruebas sobre la fabricación y uso ilegales del agente naranja, un producto químico usado durante la guerra del Vietnam para destruir el crecimiento de la selva y descubrir tropas enemigas. Sus investigaciones lo conducen a África y a Clive Hyde. Steve sospecha que es la planta química de Hyde la que suministra el “fertilizador” pulverizado para los cultivos que usan los productores de caña de azúcar “para que crezca más alto”. Los mismos campos de caña de azúcar donde trabaja Patrick. Y cuando descubre al hijo desfigurado de Patrick y María, se dispone a acabar con la ilícita operación de Hyde, lo que lo conduce a una inexorable pesadilla de odio, violencia y asesinato – una pesadilla de la que parece no poder despertar nunca.