El hombre que baila
¿Cómo filmar la vida de un bailarín, el más grande bailarín de tango? Para Sergio Aisenstein y Pablo Pintor, los directores de El hombre que baila, el retrato de Héctor Mayoral no puede ser en línea recta sino con cortes, quebradas y firuletes. Así, Mayoral va hacia el pasado (el propio, el de sus amigos, el del pueblo argentino), y viaja por una Buenos Aires oblicua (y no obviamente tanguera) llevado por Gardel. Así, canciones de Manal cortan con el tango y a la vez lo continúan. Así, el bailarín se revela como un gran contador de anécdotas y como alguien que, desde el corazón de la esencia tanguera, puede verla desde afuera y analizarla e interpretarla. Así se llega al humor, a infinitos blancos, a varios números musicales. Y así se crea un mundo excesivo, impactante, aluvional. Y así se llega a un final emocionante y magistral. Vemos a Mayoral bailando en el pasado mientras el Mayoral del presente lo comenta, logrando un altísimo momento cinematográfico. (extraído de BAFICI.gov.ar)