Homo Botanicus
15 años después de haberlos recorrido como estudiante de botánica, Guillermo Quintero regresa a los bosques de niebla de los Andes colombianos, unos caminos que abandonó abrumado por el peso de clasificar una naturaleza interminable, de seguir los pasos de la titánica labor inacabada que en 1783 comenzara José Celestino Mutis. Pero el llamado es para él incontenible, y acá está de nuevo, recorriendo los mágicos paisajes, al lado de quien fuera su profesor y su iniciador, aunque ahora detrás de una cámara. Desde ahí, siguiendo sus pasos y los del estudiante que lo acompaña, la película nos invita a perdernos, que es también una manera de encontrarnos, en el verdor de los Andes, en la inmensidad de la Amazonía, en el misterio del páramo… en paisajes que aun recorridos mil veces, siguen guardando secretos sin revelar y especies únicas. Un viaje que apenas empieza y que parece recordarnos que, aun en medio de nuestra propia pequeñez, somos capaces de la terquedad necesaria para perseguir la utopía de clasificar lo inclasificable.