Tiempos malos

2009·Chile·140 min.
Tiempos malos
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Una feliz anomalía. Una historia de gángsters chilenos. O más bien la historia de un chico que se mete en una familia mafiosa como si cruzara a través de un espejo. Sánchez, de lejos, tiene algo del Ruiz chileno. Pero no alcanza con eso. Sánchez maneja un humor mucho más raro, que parece como si no lo fuera. Y no se trata precisamente de humor involuntario. Sánchez no le tiene miedo al realismo ni a las sorpresas mágicas. Y así, cada situación que puede aparecer como sorpresiva en realidad tiene también una zona necesaria. Hay fantasmas (y algún diálogo brillante sobre quién torturó a quién entre un vivo y un muerto vaya uno a saber de qué época), tiroteos lúmpenes (sí, también tiroteos entre lúmpenes), Nietzsche recomendado por un portero escolar, mucho sexo y sobre todo mucho sexo por suceder (nunca un protagonista tan deseado concretó menos). Tiempos malos está hablada en chileno, en un chileno del hampa, y con espacios y planos secuencia y cierta algarabía vital que recuerda o a Renoir y/o a Berlanga. ¿No será mucho? Seguramente unos cuantos –al ver una película de Sánchez– no vean más que un cine precario, o clase B. Pero Sánchez es cine chileno con denominación de origen, Sánchez es un autor chileno, y Tiempos malos es un regreso incandescente. (extraído de BAFICI.gov.ar)