Madame Butterfly
“De la ópera de Puccini, Tsai Ming-liang conserva muy poco: el marco exótico y el destino de una mujer abandonada por su amante. Todo está dicho: tendrá que ser suficiente para la narración y la película tendrá que arreglárselas con ello. He aquí nuestra Dama Mariposa, en una terminal de ómnibus de Kuala Lumpur, sin dinero suficiente para pagar su pasaje. Surge de repente la oportunidad de deambular, a lo que Tsai es afecto; en medio de una densa multitud, entre puestos de frutas y mercancías para el viaje. En el cine de Tsai muy contadas veces la ficción ordena el conjunto de los eventos: él elige un actor, una actriz, para zambullirlos en un decorado que permanece intacto. Cada cual se dejará llevar, arrastrar el uno por el otro”. (Jean-Pierre Rehm).