Ni se lo llevó el viento, ni puñetera falta que hacía
Amadeo es un joven de apariencia normal. Se gana la vida ejerciendo la profesión de fotógrafo en una tienducha-estudio dedicada a la confección de carnés, reportajes de bodas, bautizos, etcétera. Pero no coincide en absoluto con sus sueños de convertirse en una gran estrella de la fotografía. Por otro lado, y dada su torpeza y timidez, no es el éxito, precisamente, el que le acompaña en sus relaciones con las mujeres. Quien sí lo hace es su amigo Rafa. Personaje este de marcadas tendencias políticas, tratará constantemente de introducir a Amadeo en su partido, el A.P.T.C. (Asociación Patriótica de Trabajadores Cariñosos), sin ningún resultado positivo. Pero al fin, el bueno del fotógrafo conocerá a la chica de su vida. Y temeroso de perderla se presenta ante ella como el divo de la fotografía que siempre quiso ser.