Mi Nikifor
Polonia, 1960. Balneario de Krynica. Sin ser invitado, Nikifor entra en el estudio de Marian Wlosinski y despliega sus herramientas de pintor. Su intención es quedarse a trabajar. La vida de Wlosinski, tranquila y ordenada cuidadosamente hasta el más mínimo detalle, se ve súbitamente alterada e intenta librarse del persistente intruso. Comienza por buscar a su familia, pero finalmente descubre que el pintor «naif» está solo en el mundo. Cuidado a veces por extraños que a regañadientes le ofrecen un modesto lugar para dormir a cambio de hacer pequeños trabajos, ni siquiera tiene certificado de nacimiento. Ante los ojos de la ley, no hay prueba alguna de su existencia. Poco entusiasta del arte popular, Wlosinski, también pintor, comienza a valorar el trabajo de Nikifor al percibir su fe y libertad espiritual.