Pecados de mi padre
Sebastián Marroquín, único hijo varón del narcotraficante Pablo Escobar -líder del cártel de Medellín y fallecido en un enfrentamiento con la policía en 1993-, habla en primera persona sobre la violencia ejercida por su padre, cuyos crímenes cruzaron las fronteras de Colombia. Tras la muerte de Pablo Escobar, el más famoso y violento narcotraficante de Colombia, su hijo Juan se marchó a Buenos Aires, cambió su nombre por el de Sebastián Marroquín y asumió una nueva identidad para intentar alejarse de su turbio pasado familiar. Por primera vez desde la muerte de Escobar, Sebastián Marroquín ofrece su testimonio para contar la historia de su padre y la suya propia. De una forma honesta relata qué significa crecer siendo el hijo del criminal más buscado de Colombia y pide que su padre no sea visto como un ‘héroe del pueblo’, imagen que algunos colombianos reivindican, sino como el criminal que fue. Sebastián Marroquín se encuentra con los hijos del Ministro de Justicia, Rodrigo Lara, y con el hijo del candidato a la presidencia de Colombia, Luis Carlos Galán, ambos asesinados por sicarios de su padre en los años 80 y les pide perdón por todo el daño que su padre les causó a ellos y al país.