Senyor Retor (Serie de TV)
Horaci Casany nació hace 30 años en la ciudad, donde creció, se educó y… descubrió su vocación. Es lo que llamaríamos un “urbanita”. Hace pocos meses que acabó sus estudios de Teología y ahora se ordena sacerdote. El objetivo de Horaci, su sueño, era ir a Ruanda y está a punto de conseguirlo cuando recibe una llamada urgente de su Obispo: lo necesita para cubrir un puesto que acaba de quedar vacío en su región natal. Horaci, como buen sacerdote con voto de obediencia, tiene que aceptar las consideraciones de su superior de enviarlo a Sant Antoni de Benifassem, un pequeño pueblo al final de una larga y sinuosa carretera -quizás sendero- para sustituir al viejo cura Don Cosme, que llevaba toda la vida allí. Y, cogiendo un autobús, el Padre Horaci Casany emprende el camino. Y un distante lugar en un distante paisaje. Tras un largo camino y mil y una paradas por senderos y carreteras con mil curvas, el Padre Casany por fin vislumbra, en la lejanía, el pueblo de Sant Antoni de Benifassem. Un paisaje hermoso, un pueblo de ensueño… pero no el lugar en el que desearía estar. Su fe le pedía hacerse sacerdote y marchar lejos, a las misiones, a ayudar a los necesitados… pero esa misma fe le obliga a obedecer a sus superiores e irse al lugar en el que se siente detenido en el camino del que él consideraba su realización personal… en ese lugar tan distante del que iban a ser sus sueños, en ese pequeño pueblo lejos de todo. En Sant Antoni de Benifassem poco a poco irá encajando en ese sitio en el que, inicialmente, tanto le costaba estar. Irá aceptando a sus gentes y siendo aceptado por ellos. Y verá que allí también hay gente que necesitaba de él… y que él incluso, sin saberlo, necesitaba de esas personas.