Carmita
Una entrañable mujer atormentada por su belleza, que de ser la actriz más deseada de Cuba, pasó con los años a engrosar las filas del desencanto y el exilio. Carmen Ignarra salió de la isla a inicios de los 50, con la esperanza de convertirse en la actriz caribeña más rutilante de Hollywood. Su éxito inicial fue seguido por un lento y doloroso declive, propiciado por su esposo en aquella época, el productor mexicano Santiago Reachi —“el descubridor de Cantinflas”—, quien según Carmita la coartó laboral y afectivamente. Hoy, con más de 80 años, Carmita sobrevive olvidada en una vieja mansión en Monterrey —jaula de oro de la que escapó hace tiempo la juventud furtiva— gracias a sus inquilinos, extraños hombres que ella culpa reiteradamente de robos y desapariciones misteriosas, y en quienes proyecta temores, pasiones y augurios.