Antonio di Padova
Antonio de Padua (1195-1231), nacido en Lisboa, pasa por ser uno de los santos más populares de la cristiandad. Fue canonizado a los once meses de sus muerte. La Basílica de san Antonio, en Padua, recibe más de 4 millones y medio de fieles al año. Esta película es un homenaje a San Antonio, que luchó sin miedo en contra del mundo de su tiempo. En efecto, Antonio, retoño de la aristocracia de Lisboa, renunció a su clase social y a los bienes de este mundo. Por amor a Dios, emite los votos de obediencia, pobreza y castidad para integrarse a la Orden de los agustinos. Luego viste el sayal de San Francisco y elige vivir el resto de su vida entre los más pobres. En un mundo de la Edad Media, hecho de hambre, de enfermedades, de injusticias y violencias de todo género, Antonio se presenta como defensor de los oprimidos, de los débiles y de los excluidos. No teme enfrentarse a los poderosos, a los tiranos, a los nobles prepotentes y corruptos. La gente llena las plazas para escuchar su palabra, y reconoce la santidad de vida del Santo. Pero lo que hace actual Antonio, guerrero de Dios, es la permanente lucha del Santo contra la usura de su tiempo. Esta enfermedad aún sigue causando tragedias en las familias; la acumulación de riquezas en las manos anónimas de grandes multinacionales sigue sustrayendo los bienes al Sur del planeta, sacando los recursos de los países pobres para repartirlos, bajo formas de dividendos, entre los accionistas de las grandes sociedades internacionales; y consiguiendo enormes beneficios con la explotación del trabajo infantil y de la inmigración clandestina.